jueves, 21 de septiembre de 2017

Hablemos de cine

La relación entre cine y literatura es un hecho, no se entiende una novela superventas sin su adaptación cinematográfica, o al revés, muchos, o tal vez no tantos, guiones cinematográficos han conseguido un libro superventas. 

En este último año, que he leído mucho menos de lo que solía, he consumido más cine o producto audiovisual en general, y aprecio las películas desde otra perspectiva, busco personajes que salgan de la pantalla para venirse conmigo a casa y eso no siempre ocurre. 

Según mi nuevo criterio cinematográfico, para nada profesional, establecería tres categorías de películas: 

  • Las malas, de las que no vale la pena hablar. 
  • Las buenas, que consiguen que cuando acabas de verlas tengas ganas de leer el libro. Tanto si lo has leído como si no, te crean la inquietud de seguir indagando en los personajes, en las circunstancias de toda la historia que no se han podido desarrollar por las limitaciones del cine. Cuando dejas el acartonado recipiente que contenía las palomitas comentas algo parecido a “esta película merece ser leída, bonita historia…”
  • Y las inclasificables, porque a pesar de ser buenas o malas consiguen destrozar la idea original del libro de donde han salido. No importa si llegan a ser un éxito de taquilla, dejan por el suelo la idea de la novela o el libro original y a ti como un iluso desilusionado y mirando alrededor mientras los espectadores desalojan la sala esperando que alguien te devuelva tus expectativas sobre la película... Los comentarios que surgen son parecidos a “y aquel personaje que salía en el libro no aparece; Y aquella circunstancia tan importante, tampoco, o bien el libro está basado en una ciudad europea, pero da igual en el cine todo empieza y acaba en el súper mundo de Nueva York o Los Ángeles”.

Todo esto me viene por divagar al pensar que tenemos varias obras que están siendo leídas para ser guiones de cine, esta vez sí que tenemos mariposas en el estómago, porque no sabemos qué pasará, que no sean elegidas es una posibilidad, las hemos presentado buscando criterio de guionistas: relación entre espacios, proximidad, personajes y credibilidad de la historia. Sabemos que se descartan buenas historias solo por el hecho de estar basadas en ciudades lejanas porque eso dispara los costes de rodaje. En unas semanas tendremos noticias, mientras...¡Crucemos los dedos!

Si fuera vuestra obra seleccionada para ser convertida en guion de cine, ¿qué actor elegiríais para interpretar a vuestro personaje principal?

PS:

Ya había hablado de cine en otro post que tal vez os interese ahora: Payaso diabólico, tiene que ver con la película “IT” de Stephen King, yo ya la he visto y me gustó. 



martes, 12 de septiembre de 2017

Volver a escribir


Hoy ha sido la vuelta al colegio, no solo los niños se reenganchan a la rutina sino que los adultos también volvemos a intentar retomar aquellas cosas que solíamos hacer. En mi caso, mi reto para este otoño es recuperar la frecuencia de este blog. 

Me duele ver cómo algunos artículos tienen más de 1.500 lecturas y no he sido regular en mi compromiso con esos lectores, fieles o furtivos, siempre bienvenidos. Tengo que reconocer que he sufrido algo de terror escénico, pánico a ser leída, parece ridículo, pero resulta imposible escribir sobre algo literario y no dejarse un poquito de uno mismo por el camino. Todavía más imposible parece que eso de ti mismo pueda ser usado en tu contra. Pero estoy decidida a plantarle cara al silencio y no hay mejor manera que hacerlo escribiendo. 

Os recuerdo que la principal técnica para vencer el miedo a la página en blanco consiste en empezar a escribir, borrar y volver a escribir. Ponerse de pie, dar una vuelta, y volver a escribir… En mi caso, sustituyo el dar una vuelta por prepararme un gran tazón de leche calentita con cacao en polvo (eludiré la marca), os prometo que es lo que mejor me funciona. 

Desconozco en qué situación estáis respecto a vuestra capacidad creativa y si la voluntad de escribir será más fuerte que vuestros terrores de escritores, porque ya hemos hablado que cada uno tiene el suyo. Nunca pensé que podría condicionarme el saberme leída, ¡qué tontería parece ahora! Pero los miedos nunca son poca cosa para aquel que los sufre. 

Ayuda mucho tener claro sobre lo que queréis escribir, en mi caso voy a volver a dar una mirada a nuestras obras, algunas atascadas después del verano, y a otras que se quedaron olvidadas en mi mesita de noche. He retomado la Cúpula de Stephen King, sí, la he empezado en la página 590...Es algo mítico acabar esta obra, me aventuraría a decir que junto al Ulises de James Joyce se convierten en certificados de lector desenvuelto y tenaz. 

Otra técnica para escribir es leer, si no leemos no podemos progresar adecuadamente. Al leer alimentamos nuestras estructuras mentales de alguna forma que no puedo explicar, pero cuando no leemos perdemos estilo narrativo y enfoque descriptivo. Es decir, olvidamos cómo decir las cosas aunque sepamos lo que queremos expresar. 

De momento lo voy a dejar aquí, gracias a todos por vuestro apoyo y vuestra infinita confianza en mí, durante muchas semanas ha sido vuestra confianza la única de la que he dispuesto. Las muestras de cariño me han llegado en diferentes formatos y desde varios países. No os imagináis lo importantes que habéis sido para mí. Saber que estáis ahí, a una línea de mí, esperando leerme despacito y yo, aquí, sintiendo vuestra ilusión en cada letra bajo mis dedos. Pues, a ello,  vamos a leernos y si podemos a publicaros.

Nota: Que este post tan 'blandito' no os haga pensar que no voy a ser crítica con vuestros escritos, ni mucho menos, aquí los espero sin concesiones, más rigurosa y exigente que nunca.