martes, 23 de enero de 2018

La felicidad


Según la RAE, la felicidad es un estado de grata satisfacción física y espiritual.  O bien, la ausencia de inconvenientes o tropiezos…

¡Vamos a recapacitar! Cómo puede ser que exista algo sin inconvenientes ni tropiezos. Esta reflexión nace de mi estado de infotoxicación  a la exposición de artículos sobre la felicidad en todos los ámbitos de nuestro día a día. Quiero reivindicar el derecho de sentirme feliz cuando a mí me apetezca. «Entre la constante felicidad y la eterna juventud» así no hay quien sobreviva al día a día en comunicación. Hace unas horas me pillé a mí misma sonriéndome  en el espejo. ¡Pero dónde vamos a llegar! Es que si no sonrío no estoy al día. Me siento más vieja, más cansada, menos inteligente. Ya tengo esas arruguitas tan molestas a los lados de los labios de tanto sonreír. Pero he decidido acabar con esto, ya.
Se acabó el esforzarme por ser feliz en el trabajo, feliz en casa, feliz paseando al perro. Feliz cuando tengo una mala noticia, -porque podría haber sido peor-, feliz de hacer felices a los demás. Tengo que escribir feliz sobre cosas complicadas y que el lector sea feliz al leerlo…La felicidad cansa, y mucho.

Además, ahora los couchers, orientadores laborales  de éxito, dicen que si encuentras la felicidad llegará el éxito. ¿Cómo sé que tengo la felicidad? ¿Dónde se compra? ¿Cómo se adquiere ese estado de grata satisfacción constante? Hace unos días escuché en un programa de radio que la operación estética más solicitada era la de ponerse unos hoyuelos a ambos lados de la boca.  Reflexiono y me visualizo con esos extraños agujeros en mis mejillas, creo que pareceré el mítico Yoker o más bien el temible payaso de It, película de Stephen King. Porque no por mucho sonreír se es más feliz…

La sociedad ha olvidado que los payasos acaban suicidándose. Que aquel que más sonríe es el que más sufre por dentro. Que la felicidad no puede ser captada por una selfie, o que estar feliz no siempre es una realidad sino una pared que blinda tu verdadero estado. Antes, en un pasado para nada remoto, nuestras madres nos decían «no te fíes de quién mucho ríe». La sociedad ha pasado de perseguir a la sonrisa, prohibiendo reír incluso  cuando te hacían cosquillas,  a estar permanentemente exhibiendo  felicidad digital intangible.


Espero haberos hecho sonreír con este artículo, o post, o cómo queráis llamarlo. Y sí, soy feliz, no sé bien por qué, porque mi vida dista mucho de ser fácil, pero soy alegre y me siento feliz solo por SER, no sé si así llegaré al éxito, llevo 47 años esperándolo o tal vez ya lo haya conseguido y no sé distinguirlo. Pero, hay algo que tengo claro, no busco la felicidad porque no es algo que se encuentre, solo puede sentirse por dentro, aunque a veces no sonría. 
¡Sed felices, si os apetece!

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